La
coloratura de las voces prohibidas se estructura con la agilidad
del mecer
de las cunas vacías de Nunca Jamás.
El tempo es el tiempo en sí,
Y la
partitura son los vuelos negros sobre cielo carmesí.
La
instrumentación son los sauces sembrados en la infancia fugaz.
Y el
libreto…
Las
certezas forjadas por palabras de otro mundo,
La
metafísica lírica de un mundo sin dios, sin altares,
Los despertares.
Narrativa
de espejos y humo
De sueros
Cuyo génesis
Son sueños
De venenos
Cuyo génesis
Son cleros
De
orquestas y coros del más allá
Metidos en
la cajita de Pandora
De mis
noches del más acá.
¿Y el
director de la sinfónica apocalíptica dónde está?
durmiendo
en un violonchelo
en su
pecho sonoro,
en su alma
de hierro,
en su
cintura de melazas oscuras.
Duerme
mientras la sinfónica retumba en la penumbra.
La
coloratura de mi voz prohibida es medio índigo, medio púrpura.
Sé que se
descalzará al final de la ópera
Y que para
cuando las rosas caigan al escenario
Este sepulcro
literario
Habrá
abierto sus puertas a la cólera
De un
mundo de cien soles y una luna
Que solo a
los finales alumbra.
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