«Al
Grajo le encanta que le cuenten una buena historia.
Lleva
cosechándolas desde que existen, desde que hay dioses, hombres y grajos.
Y
tiene buena memoria».
Pero,
¿qué es la memoria?
¿El
sonido del cerrojo del tiempo girado por la mano carbonizada del dios y el
primer pensamiento?
Del
génesis, el memento.
La
cuenta regresiva del único ser con miedo.
Miedo
y euforia de quedarse sin tiempo.
¿con
qué sueñan los hombres?
Con
desiertos encapsulados en vidrio.
Arrullos
de arena,
Caras
alzadas al cielo,
Del
inicio, el invierno.
Sueñan
con cronometrar y jamás dejar de hacerlo.
Sueñan
con tener en las manos puñados de tiempo,
Sembrar,
hibernar, cosechar, devorar.
Incinerar
estaciones, culpar al deshielo,
Darle
cuerda a la corporación Eternidad,
Señalar
los errores de la Humanidad,
Coronar
a quien a Tánatos no invoque.
¿A
quién invocamos?
A los
aullidos en los bosques siempre-verdes.
Del
rey y el dios, el enroque.
Al
metal forjado por la decisión última,
A los
cuervos, versos, cuerdas y avernos,
A mil
y un historias
Y a
los castillos pulverizados de Asturias.
Invocamos
guerras estúpidas.
Declaramos
«pertenezco».
¿A
dónde pertenezco?
¿A
las cuencas vacías del ser supremo?
¿A
once mil ancestros?
¿Al
cello hecho de lo que quedó de un barco maltrecho?
¿A
las quimeras de los muertos?
Y la
respuesta es: al tiempo.
A los
conceptos quiméricos,
A los
insomnes conciertos.
Allí
pertenezco: a donde los colores del universo son lavados por pájaros
primigenios,
Y
quedan sólo los trazos borrosos y enormes
Del
baile de las constelaciones.
¿Y
con qué bailan, al son de qué instrumento?
Sabemos
que lo hacen a destiempo.
Sólo
Odín les permitía danzar a sus cuervos.
Átropos
cantaba: «¡desenhebro!»
Y
Zurvan… él, del espacio, era el arquitecto.
¿Y al
son de qué bailamos nosotros?
Al
conteo de pájaros negros…
Al
tiempo.
«Se
mezclarán todos en un lago negro de tinta. Uno se elevará y, luego otros,
cientos, miles, marcas negras sobre una hoja en blanco, los descendientes de
Pensamiento y Memoria se enlazarán en un apasionado y espectacular baile: una
historia de dioses, hombres y grajos.»
(Y
sabemos que todos los humanos tienen una. Tatuada en cada paso).
¡Pst!
La última verdad te entrego: Moriremos.
¿Y
culpa de quién es eso?