Las pasiones son como lámparas chinas.
Se encienden, entre dos se sostienen,
A bocanadas de aire caliente,
Con los brazos abiertos al cielo,
Con la lluvia deslizándose por la barbilla,
Se infla, sonroja, revienta y retiembla,
Con las caras alzadas al cielo,
Observamos su inmaterial aleteo,
Su vibrante aliento.
La vemos
elevarse
en la
lejanía
en un
último
suspiro
sostenido.
En el segundo suspendido.
Las vemos ser devoradas por estrellas hacia el cielo
hinchado
De tanta noche y tantas ganas
De tantos vienes, sábanas y dormimos
Luego bajamos la mirada.
Y resulta que
La magia se ha perdido.
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