Alguien
ha raptado los nenúfares de mi morada.
Hasta
el verde de los pinos se llevaron.
Por
eso crucé el cielo nocturno,
Por
eso huí del invierno crudo
Al volver a coser mis alas.
El
pincel gris del tiempo es cruel,
A
la hoguera nos ha lanzado;
Pero
no hay nada
Que
estas manos tristes no sanen,
No
hay nada
que
del violín la llamada
Vuelva
naufragio.
Así
que óyenos.
Somos
los ojos eternos observando desde la espesura,
Las
rosas secas bajo tu cama,
El
pie descalzo sobre la espuma.
Somos
lo que queda de la única luna,
Quienes
paralizan eras con un beso,
Beso
de clavo, beso de incienso,
Uno
que no miente
y
será siempre verso,
Será
siempre verde.
Somos
la mano que mece la cuna, la cortina etérea huyendo por la ventana abierta.
Llámanos
diluvio,
Rapto
cruel, indulto,
Hemos
bailado desde antes del primer aliento,
Antes
de que los bosques fueran desierto,
Y
aún seguimos haciéndolo.
Así
que óyenos.
Somos
los ojos eternos observando desde la espesura,
Las
rosas secas bajo tu cama,
El
pie descalzo sobre la espuma.
Somos
lo que queda de la única luna,
Quienes
paralizan eras con un beso,
Beso
de clavo, beso de incienso,
Uno
que no miente
y
será siempre verso,
Será
siempre verde.
Viviremos
para siempre en nuestros valles y jardines secretos.
Tenemos
el secreto de la inmortalidad tatuado en los talones.
En
el Gran Aquelarre nada es cierto.
En
nuestro baile los juramentos se rompen,
En
nuestra tierra no servirán tus brújulas, tu mente o tu nombre.
Aquí
danzan todavía los niños perdidos, los que
no encontrarás en las costas de tu reino marítimo.
Sólo
quedará un camino que tomar.
Llámanos
hechizo,
Risa
extraña, espejismo,
Hemos
bailado antes de que tu abuelo tomara su primer aliento.
Esta
es una invitación grabada en cada fantasía nocturna,
En
cada ansia de hombre.
Es
una invitación única.
Es
tu opción a la cordura.
En
nuestros brazos no servirán ni tus razones, tu memoria o tu mortalidad.
En
el Gran Aquelarre ni los dioses se atreven a bailar.
Sólo
quedará un camino que tomar.
Somos
lo que queda de lo eterno, mortal.
Quédate,
porque jamás te irás.
Quédate,
porque jamás te irás.